Hoy no es la festividad de San Pedro Regalado, sino mañana. Si es San Pancracio, el santo de los afligidos por la pobreza, de la fortuna y de los juegos de azar, por lo que no estaría de más que también le roguemos para que, aun sin estar en el Gobierno, nos saque de esta crisis perniciosa.
Han pasado muchos años desde que Rafael Conde, aficionado y comentarista taurino vallisoletano, promovió esta celebración que se efectuaba en el restaurante “El Campo del Toro”, regentado por un cordobés que en su día fue novillero, mas tarde hostelero, socio de esta Casa y uno de los fundadores del Rincón Taurino “El Mentidero”. Desde su muerte no ha vuelto a celebrarse esta festividad y por eso hemos querido recuperarla aunque cambiando de marco.
Habrá quien pregunte, quien fue y que meritos contrajo Pedro Regalado para que recayera en él tal honor. Les sacaré de dudas contándoles a mi manera los sucesos que motivaron tal nombramiento. En 1.390 nació en Valladolid, un tal Pedro de la Costanilla, franciscano, al que con el paso de los años se le atribuyeron milagros varios, como el de parar, templar, mandar y amansar a un toro que se había escapado del coso de su ciudad natal.
Se desconoce la ganadería de la res. Se desprende por lo escrito que se trataba de un manso de solemnidad pues había saltado barreras, contrabarreras y portones hasta lograr escapar del coso pucelano y al encontrarse con “El Chico de la Costanilla” y su subalterno, quedó postrado a sus plantas rodilla en tierra y consintió que le fueran quitados todos los hierros que le molestaban (se había dolido en banderillas) para finalmente recibir la bendición del fraile y salir en busca de la querencia.No dicen los cronistas, que el Santo no iba solo, sino en compañía de otro franciscano, y es que desde siempre, en las crónicas, suelen omitir a los miembros de la cuadrilla. Sabemos que caminaba descalzo, (debía estar el piso de la plaza mojado) y cuando vio acercarse al astado, en lugar de desprenderse de su capa, que por entonces usaban monjes, ermitaños y toreadores, para pararlo y lancearlo, como mandan los cánones del toreo, solo se le ocurrió mirar al cielo y rezar. Cosa que no hubiesen hecho ni Paula ni Romero juntos.
“El Regalado” fue aclamado, con entusiasmo desbordado por todos los sectores sociales y nombrado Patrón de Valladolid. Para algunos no pasa de ser un personaje lejano que brinda a los pucelanos un día festivo. Para otros, es oficialmente el Patrón de los Toreros y por eso esta noche queremos celebrarlo con ustedes amigos, socios, aficionados y diestros para demostrar que la tauromaquia en esta Casa sigue viva y la mejor forma de demostrarlo es rendir homenaje de reconocimiento al matador aragonés ALBERTO ALVAREZ.
Natural de La Valareña, barrio de Ejea, desde muy niño quiso ser torero. Tenía lo principal: valor y voluntad pero debía pulir sus modos porque las Bardenas Reales no es tierra de exquisiteces. En sus inicios fue finalista del prestigioso Bolsín de Ciudad Rodrigo, en Madrid triunfó como novillero, también se curtió en México. Zaragoza, le llamó después de pulirse en la universidad de Salamanca y en los campos charros aprendiendo a ser torero, incluso andando, y tentando en las ganaderías junto a los maestros.
El periodista Benjamín Bentura Remacha, el día de su alternativa en la plaza de Ejea, el 7 de septiembre de 2003, dijo que esa tarde iba a recibir el doctorado el tercer matador de toros de Las Cinco Villas formando terna con el histórico “Martincho” y el conocido Miguel Peropadre “Cinco Villas”. Hay quien le ha definido como un toreo que domina con el capote las suertes fundamentales: la verónica y la media verónica y con la muleta es torero canónico, sin concesiones. Practica el toreo fundamental, clásico, bien hecho, natural, realizado con quietud y elegancia. Estético y estático. Bello, hermoso, hondo, profundo.
El pasado año se habló mucho y bueno de él en los ámbitos taurinos pues con pocos paseíllos en su haber consiguió triunfar en su plaza de Ejea de los Caballeros, anteriormente en Tarazona donde se entretuvo en cortar un total de cuatro orejas y un rabo en sendas faenas plasmadas de perfección. En especial la primera con muletazos de cartel de toros, cargados de temple, empaque y elegancia, a un toro para el que incluso se pidió el indulto.
De sus actuaciones en la Misericordia citaré, la del pasado 8 de octubre en que salió a hombros del histórico coso de Pignatelli tras cuajar dos buenos ejemplares de Bañuelos, los célebres «toros del frío». Menos relevancia, por culpa del astado, tuvo la de la tarde del pasado 23 de abril en el Coso de Pignatelli con el tercero de Guardiola Fantoni. Se lució con el capote, lanceando con gusto tanto en las verónicas de recibo como en el posterior quite. Realizó una faena tesonera en la que hubo muletazos templados aunque a media altura. Al sobrero de Ana Romero le instrumentó una faena limpia, templada y de gran disposición corriendo bien la mano dejando momentos estimables.
Su carrera también está jalonada de contratiempos en forma de cornadas como la grave que le causó un toro de la Quinta en Zaragoza, sin que mucha gente se percatara de ello o la que sufrió al entrenarse en el campo para actuar en la Misericordia el 13 de abril del pasado año.
En definitiva estamos ante un torero de la tierra que está en candelero y por sus merecimientos queremos ofrecerle este sencillo homenaje, deseándole, al igual que al resto de los matadores, que la suerte, en forma de contratos les llegue ya sea rezando a San Pancracio, a San Pedro Regalado o a toda la corte celestial.
Si la pasada Feria del Pilar David Mora le arrebató a Alberto el trofeo como Triunfador de la Feria, ojala que para la próxima podamos entregarte el premio a la “Mejor Faena” con el que esta Casa y su Rincón Taurino “El Mentidero” honra al que así la realice.
Gracias por su asistencia a este acto, especiales para ti Alberto y para Karina tu sufrida compañera. Los micrófonos de esta Casa están abiertos y a tu disposición.
Fernando García Terrel
Zaragoza, 12 de mayo de 2012
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